Estamos hablando de un modo de construir que ya está muy experimentado (llevan más de 20 años construyéndose en países centro europeo) y que ha demostrado sobradamente sus bondades: menor consumo energético, menor contaminación térmica-acústica y un confort interior muy superior al que conocemos.
ESTANDAR PASIVO
El estándar pasivo, siempre y cuando se atiendan los principios de buena orientación y racionalidad en sus planteamientos, admite CUALQUIER TIPO DE ARQUITECTURA.
Aunque inicialmente se aplicó a viviendas unifamiliares cada vez son más las tipologías a las que se adapta el estándar pasivo: escuelas, guarderías, polideportivos, centros cívicos, iglesias, estaciones de bombeo, edificios de oficinas, piscinas… y por supuesto bloques de viviendas colectivas donde la relación superficie/volumen es mucho más favorable que en las viviendas unifamiliares.
Durante los meses cálidos estos edificios hacen uso de sistemas pasivos de refrigeración como la disposición cuidadosa de protecciones solares en las fachadas más expuestas, la ventilación cruzada nocturna o la moderación de las temperaturas de los edificios mediante intercambiadores tierra-aire.
CONFORTABLES, ASEQUIBLES Y SOSTENIBLES
CONFORTABLES
Su sistema de ventilación suministra de forma imperceptible el aire fresco necesario. Este aire es previamente filtrado en el recuperador de calor y, junto con el alto grado de aislamiento y la homogeneidad de las temperaturas de las superficies que envuelven las estancias (suelos/paredes/techos), evita la formación de humedades y la generación de mohos. Se consigue así un inmejorable confort térmico, acústico y de calidad de aire.
ASEQUIBLES
Teniendo en cuenta el ciclo de vida de los edificios, única forma de determinar sus costes reales, los edificios pasivos ahorran dinero. El ligero sobrecoste de su construcción (estimado entre un 5 y un 10%) respecto de los edificios convencionales) se compensa en pocos años debido a la drástica reducción de su demanda de energía (hasta la décima parte).
SOSTENIBLES
Un edificio pasivo requiere hasta un 90% menos de energía que un edificio convencional con la consiguiente reducción de las emisiones de CO2 a la atmósfera lo que lo convierte en una alternativa sostenible real frente al resto de construcciones convencionales.
LAS 5 CLAVES DE UN EDIFICIO PASIVO
LOS AISLAMIENTOS
Aumentar el espesor de los aislamientos reduce las pérdidas de calor en invierno, las ganancias de calor en verano y la demanda de energía para climatizar los edificios.
LAS VENTANAS
Las zonas más débiles de la envolvente son las ventanas. Por ello, es fundamental contar con carpinterías y vidrios de muy alta calidad con el fin de limitar al máximo la fuga de energía a través de ellas.
LA HERMETICIDAD
En los edificios convencionales el aire que se requiere en las estancias proviene de las infiltraciones que se producen a través de los encuentros de los elementos constructivos, a través de las ventanas y puertas o a través del paso de las instalaciones. En las casas pasivas esta entrada de aire se produce de una forma controlada lo que permite acondicionarlo de tal forma que el aporte se realiza en perfectas condiciones higiénicas, de temperatura y humedad.
LA VENTILACIÓN
La ventilación mecánica controlada con recuperador de calor es un sistema formado por dos circuitos: uno de entrada de aire fresco exterior y otro de salida de aire viciado interior. Ambos comparten un elemento común, el recuperador, en el que se aprovecha en más de un 80% el calor que transporte el aire viciado antes de ser expulsado y se transfiere al aire fresco exterior que, previamente filtrado, se atempera y se revierte a las estancias.
LOS PUENTES TÉRMICOS
Un puente térmico se comporta en un edificio como un agujero en un cubo de agua: aumenta el flujo de calor entre el interior y el exterior del mismo modo en que el agua se derrama a través del agujero del cubo. En los edificios pasivos se controla de forma rigurosa la eliminación de los puentes térmicos.
LA REHABILITACIÓN CON CRITERIOS PASIVOS
La vida útil de un edificio es larga a escala humana. Esto hace que las intervenciones que realicemos para su mejora y buena vejez resulten rentables en el tiempo. Los avances en el conocimiento y en la tecnología posibilitan hoy en día llevar la eficiencia energética al extremo mediante la mejora de la envolvente de los edificios y el máximo aprovechamiento de las ganancias térmicas exteriores e interiores. No utilizar estos recursos que tenemos a nuestro alcance significa hipotecar los edificios a nuevas intervenciones de rehabilitación y desaprovechar la oportunidad de garantizar una larga vida a nuestros edificios en unas condiciones de habitabilidad, funcionalidad y estética óptimas.
Está probado y demostrado que es posible una rehabilitación energética de edificios mediantes componentes pasivos consiguiéndose todos los beneficios que su aplicación conlleva: mejora de la calidad del aire interior, mejora del conforte térmico y acústico, reducción drástica del consumo energético y revalorización de los edificios.
Los edificios pasivos pueden prescindir de los sistemas convencionales de calefacción y refrigeración una única estrategia frente al frío del invierno y al calor del verano, el cuidado de la envolvente y la ventilación controlada, permiten su óptima climatización. Esto, unido al ahorro energético y a las disminución de las emisiones, hace de los edificios pasivos una gran inversión, asequible y sostenible.
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